Después de Popper, sabemos que la gran tarea
científica es la crítica, y también, que en las ciencias opera un
criterio de demarcación: sólo debe conjeturarse lo que pueda ser
refutado a través de la observación, y esa es la cualidad que
distinguirá a una proposición científica de otra que no lo es. Un
científico puede, lícitamente, afirmar que todos los árboles son negros
y esperar a que otro encuentre uno rojo. Pero no que dios existe, o que
todos los hombres nacemos con un complejo de Edipo, porque esas
afirmaciones son esencialmente irrefutables mediante la experiencia.
No hay nada valorativo en la demarcación. Es, estrictamente, la descripción de un criterio.