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agosto 09, 2010

El próximo desastre ambiental

Mientras el mayor derrame de la historia sigue contaminando el Golfo de México, las grandes compañías petroleras planean comenzar a perforar pozos en el Artico en los próximos meses. Y aunque muestre fachada de duro, el gobierno de Obama no está haciendo nada para evitarlo.

El derrame en el Golfo de México. Foto de AP.

El 15 de junio, mientras el catastrófico derrame de British Petroleum en el Golfo de México entraba en su tercer mes, Barack Obama le habló a los Estados Unidos desde el Salón Oval. Su gobierno, le aseguró al pueblo estadounidense, no iba a dejar que volviera a suceder un desastre semejante. Había decidido abandonar por tiempo indeterminado los planes de abrir nuevas áreas costeras como Florida y Virginia a la exploración petrolífera offshore. Y había congelado por seis meses todos los nuevos permisos para perforar en aguas profundas, para darle tiempo a una comisión eminente que estudiara el desastre. "Necesitamos una mejor regulación, mejores estándares de seguridad y mejor control", insistió.

Pero la fachada de tipo duro de Obama no da ninguna garantía de que a gigantes petroleros como BP se les impida repetir los mismos errores que terminaron en la pesadilla del Golfo. En efecto, tal como aseguran especialistas del medio ambiente, la suspensión de las perforaciones parece ser poco más que una táctica de dilación, diseñada para que la bronca de la gente por el derrame de BP se calme antes de darles a las grandes compañías petroleras luz verde para que comiencen a perforar pozos en un área que desde hace tiempo está prohibida: el océano Artico. El gobierno ha aprobado proyectos tanto de BP como de Shell Oil para perforar un total de once pozos exploratorios en los mares de Chukchi y Beaufort, al norte de Alaska (aguas mucho más remotas y hostiles que el Golfo). Las operaciones de Shell podrían comenzar apenas termine la suspensión impuesta por el presidente, en enero. Y gracias a un extraño cambio en el diseño de la plataforma, las perforaciones de BP en el Artico están en camino a recibir luz verde en septiembre.

"El gobierno parece estar evitando la decisión de simplemente cerrar esas licitaciones, aunque tiene todo el derecho legal de hacerlo", dice Charles Clusen, que dirige el proyecto para Alaska del Consejo de Defensa de los Recursos Naturales. "Lo que temo es que la gente empiece a olvidarse del derrame en el Golfo y el gobierno le dé los permisos a Shell el año que viene. Vamos a haber tenido una pausa, pero no lo suficientemente larga como para evaluar los recursos que están en riesgo o para desarrollar tecnología que sea verdaderamente segura."

Ken Salazar, el ministro del Interior cuyo staff permitió a BP perforar en el Golfo basándose en normativas pro-industria pergeñadas durante los años de Bush, no ocultó nunca su determinación de ampliar la "frontera" de las excavaciones petroleras hacia el Artico. Se cree que las aguas no explotadas de la región contienen hasta 27 mil millones de barriles de petróleo, una cantidad similar a la de algunos de los más grandes pozos petroleros del Medio Oriente. "Todo lo que escucho en el ámbito interno, tanto de fuentes gubernamentales como en la industria, es que el gobierno está totalmente a favor de poner a estos tipos en el océano Artico", dice Rick Steiner, uno de los principales científicos de Alaska, que ayudó a guiar la respuesta frente al derrame del Exxon Valdez. "Están tratando de resolver a tiempo el problema político del derrame en el Golfo para poner a estos tipos en el Artico el próximo verano."

La Casa Blanca descarta cualquier acusación de que se esté tratando de ganar tiempo, calificándola de "inexacta" y, a su vez, señala que los permisos de Shell están "en pausa" hasta que la comisión convocada por el presidente termine su trabajo. Pero un vocero del gobierno admite que el plan de BP -que utiliza un enfoque aún no testeado para extraer petróleo submarino- no está cubierto por la moratoria de seis meses que rige para las excavaciones marítimas. A fin de año, la compañía planea perforar en busca de petróleo cerca de la Bahía Prudhoe por medio de una plataforma que creó construyendo una isla -una montaña de grava- a tres millas mar adentro en aguas del estado. Como la isla-plataforma está conectada al continente por una carretera elevada, BP y el Ministerio del Interior coinciden en que la planta "terrestre" no está sujeta a las restricciones para excavaciones offshore. Es la misma clase de ficción legal que estados como Indiana utilizan para permitir el juego en barcos-casino que están permanentemente atracados a tierra firme.

Esto es lo que BP tiene en carpeta para el Artico: primero, la compañía perforará dos millas por debajo de su pequeña isla, que bautizó Liberty. Luego, en un ingenioso giro, va a perforar de costado otras seis a ocho millas hasta llegar a una reserva marítima que, se estima, alberga 105 millones de barriles de petróleo. Esta sería la "extensión de alcance" más larga que se haya intentado, y semejante esfuerzo requirió que BP llevara la tecnología de excavación hasta más allá de sus límites comprobados. Liberty, la plataforma "terrestre" más poderosa que se haya construido, requiere de tuberías especiales que soporten la fuerza necesaria para girar el taladro. "Esto es lo más sexy que hay", alardeó un directivo de BP a los periodistas en 2008. BP, una compañía delincuente y reincidente que recibió multas récord por sus violaciones conscientes a protocolos de seguridad, se refiere al proyecto como "uno de los más grandes desafíos de su historia", una empresa de ingeniería que se torna aun más peligrosa por sus planes de operar todo el año, en lo que la compañía misma admite como "uno de los climas más duros del planeta".

Pero a pesar de semejantes señales de advertencia, el proyecto de BP tiene la bendición del Minerals Management Service, la agencia gubernamental que supervisa las excavaciones marítimas. El año pasado, un año después de darle luz verde a BP para que perforara en el Golfo, mms le otorgó a la compañía un premio al liderazgo, en reconocimiento del "enfoque visionario" de Liberty en el ámbito de las perforaciones petroleras. Mientras las instancias de regulación todavía deben aprobar los papeles finales del proyecto, mms afirma a Rolling Stone que considera a Liberty segura. Dice también que BP tiene la capacidad para responder al escenario de un derrame de 20 mil barriles por día, y agrega que "la isla ha sido diseñada para contener líquidos en la superficie dentro de su espacio". Los ambientalistas se burlan de la idea de que un derrame pueda ser limitado a la pedregosa isla de Liberty. "Si esa cosa explotara -dice Clusen-, el petróleo caería en el agua."

El gobierno de Obama fue advertido por sus propios científicos de que las perforaciones en el Artico suponen un grave riesgo para el medio ambiente. En septiembre del año pasado, la Nacional Oceanic and Atmospheric Administration urgió al presidente a que pusiera un freno a los futuros permisos en el Artico, y le advirtió que los inspectores federales que operaban bajo las pautas de la era Bush habían "subestimado mucho" los riesgos de perforar. Tanto la industria como el gobierno, agregaron los científicos, demostraron "una falta de preparación para responder a un derrame en el Artico" y fallaron en "evaluar por completo el impacto potencial de los peores escenarios posibles".

Y eso es decirlo a medias. Shell ha recibido todos los permisos ambientales que necesita para perforar cinco pozos exploratorios en el Artico; pero a la vista del desastre de BP en el Golfo, los documentos suenan como un chiste perverso. Según la evaluación ambiental (EA) que el ministerio del Interior llevó a cabo en diciembre último sobre el plan de perforaciones de Shell, "un derrame muy grande producto de un incidente con el control de los pozos no es un evento que sea razonable pronosticar, y por ende, esta EA no analiza los impactos de un escenario tan extremo". El plan de respuesta que Shell armó en caso de un desastre es igualmente perturbador: el gigante petrolero dice que sólo está preparado para responder a un derrame de 5.500 barriles por día, apenas una fracción de los 60 mil barriles que se estima están derramándose en el Golfo actualmente. Shell, la octava corporación del mundo, tiene un récord inquietante con respecto al medio ambiente: sus operaciones en Nigeria derramaron al menos 100 mil barriles de crudo sólo el año pasado.

Un vocero del Ministerio del Interior le asegura a Rolling Stone que los trámites finales para que Shell perfore en el Artico no serán considerados hasta el próximo enero, cosa que le da tiempo al ministerio para "recolectar información científica adicional con respecto a los recursos, los riesgos y los peligros ambientales" en la región. Pero el vocero admite que los inspectores federales no han hecho nada por revisar las evaluaciones ambientales fallidas con las que los permisos de Shell fueron aprobados originalmente. Ese proceso, dicen los expertos, ya tendría que estar bien encaminado si los funcionarios de Interior quisieran contar con una evaluación significativa para el momento en que la medida de suspensión expire.

Los expertos también advierten que un derrame en el Artico sería mucho peor que el desastre que actualmente está teniendo lugar en el Golfo, en el que las empresas experimentadas y el equipamiento de contención se encuentran cerca. Por el contrario, las zonas del Artico donde Shell planea perforar están endemoniadamente lejos. El puesto de guardacostas más cercano es en Kodiak Island, a unos 1600 kilómetros.

Las barreras flotantes más cercanas como para contener un derrame están en Seattle, a una distancia de 3.200 kilómetros. En la región hay sólo dos aeropuertos pequeños, e incluso si los recursos de contención pudiesen de alguna manera ser llevados en avión hasta la tundra, allí no hay puertos industriales preparados para descargar el equipo en el océano. Poniéndose realista, el equipamiento de alivio sólo puede ser llevado a la región por barco y sólo en ciertas temporadas. El Artico está rodeado de hielo durante más de la mitad del año y ni los rompehielos pueden asegurarse el acceso en la oscuridad del invierno. "Si es así de difícil limpiar esto en las condiciones relativamente benignas del Golfo de México", le advirtió a Salazar el senador Sheldon Whitehouse en una audiencia después del derrame de BP, "les deseo suerte tratando de implementar este tipo de limpieza en el Artico".

De hecho, Shell nunca dirigió una perforación de respuesta en el Mar de Chukchi. Quizá sea porque no hay tecnología comprobada para limpiar petróleo en aguas heladas que pueden inutilizar a los barcos limpiadores, y menos todavía para lidiar con un derrame por debajo del hielo. En el peor de los casos, según los científicos, un derrame que suceda en el otoño, cuando los mares se están congelando, podría fluir sin problemas hasta que los pozos de alivio pudiesen ser perforados recién al verano siguiente. En el ínterin, el petróleo podría propagarse bajo el hielo marino, arruinando así las costas de Rusia y Canadá, e incluso llegar posiblemente a Noruega y Groenlandia. "Podría realmente resultar un evento circumpolar", dice Steiner.

Un desastre semejante amenazaría la abundante fauna marina del Artico, que incluye osos polares, morsas, focas y aves marinas migratorias de todos los continentes salvo Europa, sin mencionar a la ballena gris y la ballena boreal, que está en peligro de extinción y de la que dependen las comunidades cazadoras nativas. "Borraría del mapa a las culturas indígenas y sus modos de subsistencia", dice Clusen. Y como las frígidas aguas del Artico no albergan el tesoro de microorganismos en el cual los científicos confían para que ayude a descomponer el petróleo en el Golfo, un derrame masivo podría resultar imposible de limpiar. "Si ponés un millón de barriles de petróleo en el océano Artico", advierte Steiner, "se va a quedar ahí por décadas".

En sus recientes apelaciones contra los inspectores del gobierno, Shell ha sostenido que, como implicaría perforar en aguas poco profundas (unos 45 metros), sus operaciones en el Artico serían más seguras que el pozo de BP en el Golfo, que se quebró a 1500 metros bajo el nivel del mar. Pero incluso los datos propios del gobierno muestran que la mayoría de estos hechos ocurren en aguas poco profundas. La prueba de que la catástrofe puede acontecer a cualquier profundidad es la explosión de una plataforma el año pasado en aguas poco profundas cerca de la costa de Australia, que fue seguida de un chorro constante que derramó petróleo durante diez semanas.

"La idea de perforar en el Artico debería ponerles los pelos de punta", dice Sylvia Earle, ex científica en jefe de la National Oceanic and Atmospheric Administration. "Hay valores ahí que trascienden la importancia de cualquier combustible fósil que podamos extraer, ecosistemas irreemplazables que no sabemos cómo recomponer. Hay lugares en los que no se debe perforar, y punto."

Pero el Artico resulta que no es el único lugar que el gobierno de Obama está decidido a entregar a las compañías petroleras. En otra muestra de cómo la moratoria de seis meses que el presidente impuso con respecto a las perforaciones en aguas profundas puede no ser más que una táctica dilatoria, MMS continuó aceptando pedidos para perforar en áreas del Golfo. En efecto, desde que el presidente Obama anunció el freno a las perforaciones en aguas profundas el 27 de mayo, MMS aprobó pedidos en al menos

96 áreas de aguas profundas. Dos de los pedidos son de BP y uno es en el mismo cañón submarino donde el derrame de petróleo de la compañía sigue contaminando el Golfo.

La Casa Blanca sostiene que MMS sólo está "terminando trámites" de pedidos presentados antes del desastre. Pero los ambientalistas están aterrorizados. "Estos nuevos permisos están basados en los mismos análisis ambientales esencialmente fallidos y evidentemente ilegales que fueron utilizados para darle luz verde a Deepwater Horizon", dice Mike Senatore de Defenders of Wildlife, que presentó una demanda contra la MMS en junio para frenar la expansión de las perforaciones. "La agencia está en el epicentro del peor desastre ambiental de la historia, y sin embargo sigue operando como si nada."

Por Tim Dickinson



agosto 08, 2010

El colisionador de cerebros Por Daniel E. Arias Para LA NACION - Lindau, 2010

Lindau parece una ciudadela medioeval de juguete. Vive retrepada sobre una roca boscosa en el lado alemán del enorme lago Constanza, anillado a su vez por unos Alpes que se adivinan en la neblina estival. La zambullida en el lago (o mejor aún, en larguísimas copas de hefeweizen, cerveza de trigo local) permiten la vida inteligente cuando el termómetro supera los 37 grados. Pero bajo su elegante bostezo turístico, Lindau es sede, cada verano boreal, de la mayor y más tremenda discusión científica.

Allí se reúnen desde hace 60 años una legión de premios Nobel y otra de estudiantes avanzados escogidos uno por uno en todo el mundo. Este año, las autoridades del Lindau Nobel Laureate Meeting "rompieron la alcancía" y juntaron 61 "nobelistas" y 650 alumnos de 70 países. Entre el 27 de junio y el 2 de julio de 2010, Lindau tuvo la mayor concentración de cerebros premium del planeta.

En los Lindau Meetings se quiere que los galardonados y algunos de los estudiantes más brillantes del mundo conversen, debatan y discutan por encima de las barreras geográficas, idiomáticas y académicas, que "cambien figuritas", que vuelvan a sus universidades y laboratorios con nuevas ideas, contactos y ganas de descubrir.

La perfección organizativa y la calidez de la recepción de los Meetings vienen libres de toda etiqueta académica: los laureados se visten como se les da la gana y, en debates públicos, confrontan como gladiadores. En la isla de Lindau, la opinión establecida científica está tan a salvo como la castidad en la isla de Lost. "Dark Energy is bullshit!" (¡La Energía Oscura es una boludez!), le dispara un premio Nobel de física a otro de sus pares, en un debate sobre cosmología y ante centenares de asombrados jovencísimos expertos. Hay cantidad de ellos de sexo femenino, atuendo islámico y renuencia total a dejarse fotografiar.

Al atardecer, todo el mundo entre los 6 y los 90 años parece andar en bicicleta entre los bosques, si no está remando en el lago flanqueado de castillos o estudiando los misterios termodinámicos de la refrescante hefeweizen. Con el Large Hadron Collider, (LHC, un gran acelerador-chocador de partículas pesadas), Europa tiene el más potente y caro instrumento de la física actual. Con el Lindau Nobel Laureate Meeting, también el mayor colisionador de materia gris del mundo.

Link: http://www.lindau-nobel.org