En una entrevista publicada por LA NACION , el pedagogo italiano Francesco Tonucci advirtió que la misión de la escuela ya no es enseñar cosas y que esa tarea la hacen mejor la TV o Internet
Además, abogó por un cambio de paradigma educativo que valore la opinión de los niños y en el que la construcción del conocimiento sea una tarea compartida entre maestros y alumnos.
También criticó los establecimientos de doble escolaridad y las excesivas exigencias curriculares y extra curriculares a la que están sometidos los menores en la actualidad.
Estos cuestionamientos al actual sistema educativo dispararon la polémica. Muchos de los lectores de lanacion.com ponderaron las opiniones del autor del libro Cuando los niños dicen ¡Basta!, mientras que otros repudiaron sus ideas sobre la tecnología, el aprendizaje y el conocimiento.
"La función de la escuela es formar chicos pensadores, que puedan tener un espíritu crítico, que les ayude a crecer y a desarrollarse en todos los aspectos de un ser: su cuerpo, su espíritu y su mente. Que valore al niño como persona. La escuela debe dejar el papel tradicional de distribuidores de conocimiento y tomar el rol de modelos, mentores, organizadores de experiencias que ayuden a los chicos a desarrollar sus potenciales", opinó Esthers.
Alexberd dejó constancia de su opinión a través de su experiencia práctica: "Se puede enseñar reunidos alrededor de una mesa y compartiendo saberes, yo lo hago así desde años y funciona. Y una última cosa, creo que siempre es mejor pensar que todo es posible a decir de lo que no se probó, que es una moda.Pero suele suceder en la docencia que ante lo diferente, lo que no se comprende, aparezcan las típicas posturas de "esto es imposible" o "esto es lo de siempre". Cada uno, como maestro, elige si quiere acomodarse y hacer siempre lo mismo o si se atreve a probar, incluso a riesgo de equivocarse, porque ese es el único modo de evolucionar. Esta es la primera generación de alumnos que sabe de un objeto de conocimiento, la tecnología digital y multimedia, más que sus maestros y sus padres. Me parece que es hora de despertarnos del letargo ¿no?", sentenció.
En franca oposición a las ideas del especialista, desde Miami Windha opinó: "Basta ver los mensajes que circulan por Internet para comprobar que los jóvenes son analfabestias que no pueden componer una oración de manera coherente ni expresar ideas. ¿De qué bases culturales hablamos si justamente son las bases culturales las que faltan? Internet no enseña nada por sí misma, sólo permite buscar datos. Pero para eso hay que tener los fundamentos que enseña la escuela tradicional."
En esa línea se pronunció también el usuario Adam Smith. "No estoy de acuerdo. Además la escuela no sólo debe enseñar técnica y ciencia, sino también y más importante valores, ética y una doctrina fuerte para el civismo. La construcción del conocimiento necesitar ser dirigida y estructurada. No se puede dejar al azar de lo que quiere cada uno", consideró.
En cambio, RaulCima rescató los postulados de Tonucci en relación a una escuela más participativa y menos verticalista que tenga en cuenta el conocimiento que el alumno adquiere en medios como la TV o Internet e incluso la vida misma.
"El único motor del conocimiento es el interés que nace de responderse a una duda o satisfacer o una necesidad. Lo demás es solo grabar en la memoria algo que se borra si no se aplica. Y eso es lo que da la actividad y el dinamismo del alumno y por eso, el docente solo debería dar respuestas y ejemplos de su experiencia profesional práctica", escribió.
Otro de los que aplaudieron las palabras del pedagogo fue Dsaramaga. "La utopía alfabetizadora no se ha cumplido a 600 años de la invención de la imprenta y existen millones de personas analfabetas. Internet parace ser un mejor y creciente vehículo de conocimiento y permite mucho más que el libro enciclopédico tornar el acceso al conocimiento en algo más lúdico y atractivo para los niños", juzgó.
La doble escolaridad, uno de los hábitos que más fustigó el italiano, tuvo sus adeptos y detractores. Topaz50, por ejemplo, consideró que este sistema en sí no es ni bueno ni malo. "Personalmente me agrada, y fue mi educacion personal, y me ayudó a manejarme con los tiempos acotados una vez adulto", expresó.
Luisa 68, en cambio, estimó que la escuela de jornada completa no tiene en cuenta ni las necesidades ni los intereses de los alumnos sino más bien la de los mayores, sean docentes o padres. "Los niños padecen las necesidades de los grandes, y lo que es peor no tiene defensa pues todo se justifica en nombre de la necesidades laborales, aunque este en juego un futuro mejor para esos niños. Tonucci hace tiempo que es conocido y leído por los docentes. Pero ignorado por un sistema educativo que no prioriza a las verdaderas necesidades de los que están creciendo. En cuatro horas de escuela significativa y muchas de juego se lograría lo que tal vez se quiera impedir: futuros seres", publicó.
http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1087464
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